América
Comentario sobre la obra musical
Por Marta Bornaechea Morlans
Junio 2018
Obra del Maestro Juan del Enzina (1468-1529), incorporada al llamado “Cancionero de Palacio”. Juan del Enzina fue un poeta, músico y autor teatral del Prerrenacimiento español en la época de los Reyes Católicos. La obra está narrada desde la óptica de Boabdil, que contempla aterrorizado cómo los Reyes Católicos van estrechando el cerco en torno a él. Llama la atención la utilización de expresiones, para referirse a la reina Isabel, tales como “la muy gran leona, alta reina prosperando”.
Sin embargo, para el montaje musical y escénico,”América”, que el Grupo de Canto de Villanueva del Pardillo preparamos para esta temporada, he modificado la letra con el fin de adaptarla al tema que nos ocupa: El descubrimiento del Nuevo Mundo.
Obra del Maestro Juan del Enzina (1468-1529), poeta, músico y autor teatral del Prerrenacimiento español en la época de los Reyes Católicos. La obra pertenece al “Cancionero de Palacio”. El Cancionero de Palacio es un manuscrito español que contiene obras recopiladas durante un periodo de unos cuarenta años; desde el último tercio del siglo XV hasta principios del XVI, tiempo que coincide aproximadamente con el reinado de los Reyes Católicos. El manuscrito recopila 458 piezas y constituye una antología de la música polifónica existente durante este periodo. No hay que olvidar que, durante esta etapa, la corte era el centro de la actividad musical y en torno a ella se agrupaba un gran número de músicos y compositores, la mayor parte españoles.
Las obras incluidas en el Cancionero tratan una gran variedad de temas: amorosos, religiosos, festivos, caballerescos, satíricos, pastoriles, burlescos, políticos, históricos, etc.
Este villancico se hizo para ser cantado al final de una égloga representada. En este sentido podría decirse que es música escénica. Los villancicos eran originariamente canciones profanas con estribillo, de origen popular y armonizadas a varias voces. Este nombre tiene su origen en que se trata de composiciones de naturaleza popular, cantadas por los villanos o habitantes de las villas, generalmente campesinos u otros habitantes del medio rural. Eran cantados en fiestas populares, originariamente sin temática específicamente religiosa.
La melodía tiene carácter alegre, vivaz y extrovertido.
Los siglos XVI y XVII son de gran influencia cultural entre la península ibérica y sus colonias en América. Se generaron formas musicales en las cuales los elementos importantes de la tradición europea se fusionaban con rasgos indígenas y africanos. Algunos de estos nuevos planteamientos musicales tuvieron mucha aceptación y difusión, tanto en los ambientes de música culta como en los de música popular. La chacona es uno de esos casos. Las chaconas son danzas en 3 tiempos de origen novohispano que cuando comenzaron a difundirse por España (s. XVII) eran de ritmo alegre y movido y de tono burlesco; a medida que evolucionó se fue usando en la música culta.
Juan Arañés (muerto hacia 1649) fue un compositor español de la época barroca, a caballo entre los siglos XVI y XVII, que compuso la mejor pieza que canta a la sana diversión y a la risa de todos de la época. La chacona "A la vida bona", Letra que, por cierto, está en un perfecto castellano popular del XVII y, para más señales, pre-revolución fonológica del XVII, ya en los finales del Siglo de Oro. La obra da idea de que, a pesar de ser la más miserable de las épocas, la gente sabía vivir y se disfrutaba con humor. La letra no tiene desperdicio alguno, es una pura burla de la sociedad y de algunos arquetipos de ésta. No se sabe con exactitud el año de su creación, pero forma parte del “Libro segundo de tonos y villancicos a una, dos, tres y cuatro voces, con la cifra de la guitarra española a la usanza romana.”
Es otra pieza del Cancionero Musical de Palacio, compuesta por Juan del Enzina. Su texto describe la futilidad de la vida mortal invita a buscar la llamada segunda vida, la de la fama, tema típico de la última época medieval.
En la música de Juan del Enzina apreciamos claramente una textura homofónica basada en unos esquemas armónicos que se reproducen con variaciones y que captan la belleza de ese periodo histórico en el que dominaba la ambigüedad modal-tonal.
Las canciones poseen un carácter general netamente distinto de los villancicos pastoriles. Así, las canciones, están escritas en ritmo binario y en un estilo sereno y grave y los villancicos en ritmo ternario y en estilo ligero y danzable.
En esta, como en todas las obras de su repertorio, Juan del Enzina reúne música y poesía. La frase musical se construye en estrecha relación con el verso y, salvo alguna excepción, puede hablarse de una correspondencia directa de nota por sílaba. Es más, también los acentos literarios parecen muchas veces condicionar el ritmo musical hasta conseguir, a veces, una uniformidad sorprendente.
Obra española anónima de finales del siglo XVI perteneciente al “Cancionero de Turín”, un manuscrito musical que contiene 46 obras polifónicas españolas de carácter profano de finales del siglo XVI y principios del siglo XVII. Son por tanto obras de transición entre el Renacimiento y el Barroco y responden a tres formas literarias: romances, canciones y villancicos.
Esta obra, en concreto, se trata de un romance de versos hexasílabos con estribillo no siempre intercalado. Debió de ser muy conocido en el siglo XVII, ya que da nombre a una comedia de Lope de Vega. El texto es una variante del “Carpe Diem” (Atrapa el momento), y anima a una joven a aprovechar su juventud antes de que el tiempo desluzca su belleza, mostrando interés en el amor, cruzando directamente por el puente sin perderse en las aguas.
La Música desempeñó un papel funcional en la vida espiritual de los hombres que poblaban el recién hallado continente, sirviendo como instrumento de gran valor en la evangelización de los indios. Legiones de misioneros franciscanos, dominicos y agustinos, tras los que siguieron los benedictinos y los jesuitas, se dedicaron en cuerpo y alma a abolir el paganismo.
Hanacpachap Cussicuinin (Alegría del Cielo, en español), se trata de la primera obra polifónica compuesta y publicada en el Nuevo Mundo. Su letra está escrita en Quechua, idioma en que el autor español, el sacerdote secular Juan Pérez Bocanegra, era un consumado maestro; dominó la lengua Quechua hasta tal grado que pudo escribir la primera gramática fonética Hispano-Quechua y fue Examinador General de lenguas nativas. La obra es un himno procesional para las festividades dedicadas a la Virgen María, compuesto en letra y música antes de 1622 y publicado en la Ciudad de los Reyes del Virreinato de Perú (hoy Ciudad de Lima) en 1631. La música encaja plenamente en el barroco europeo imperante en aquellos años y se ha convertido en un verdadero himno de los Andes.
"Sancta Mariæ in Ilhuicac" de HERNANDO FRANCO (1532-1585), es una oración popular en Náhuatl a la Virgen de Guadalupe, encontrada en el "Códice Valdés, el manuscrito novohispano más antiguo que se conoce. Este documento recibió el nombre de su descubridor y único dueño conocido, el canónigo Octaviano Valdés, quien lo adquirió en 1931 en el pueblo de Cacalomacán, México.
Hernando Franco viajó al Nuevo Mundo a los 22 años de edad y permaneció allí hasta su muerte. Está considerado como uno de los compositores más importantes del Virreinato de Nueva España. Fue Maestro de Capilla en la Catedral de México.
Las Catedrales en el Nuevo Mundo fueron organizadas tal como en España. Cada ciudad importante tenía su catedral como centro de la vida pública y cultural. Eran además el máximo centro educativo. Sus archivos musicales guardaban inestimables tesoros de los que se conserva una ínfima parte.
Este Motete del siglo XVII escrito por Gaspar Fernandes durante el tiempo que estuvo de organista en la Catedral de Puebla es un claro ejemplo de la influencia de la cultura indígena Nahuatl que dominaba el Virreinato de Nueva España en aquella época.
Gaspar Fernandes nació en la segunda mitad del siglo XVI. En 1599 viajó al nuevo continente. Fue organista de la catedral de Guatemala y a partir de 1606 en la Catedral de Puebla (Mexico) hasta su muerte en 1629.
El Cancionero Musical de Gaspar Fernandes, es una recopilación de alrededor de 300 piezas, casi todas religiosas. En esta colección hay una gran cantidad de villancicos, para distintas fiestas religiosas, con textos que ofrecen diferentes manejos idiomáticos: el castellano clásico de la época; el mismo idioma modificado en la forma como lo hablaban los esclavos africanos llevados al nuevo continente; y el Náhuatl, todavía importante en la labor evangélica a fines del siglo XVI y principios del XVII, como es el caso de este Motete.
Después de su muerte, el cancionero fue llevado a Oaxaca, donde se conserva actualmente.
Es un madrigal a cuatro voces editado en 1589 y conservado en el Cancionero de Medinaceli. Su autor, Francisco Guerrero (1528-1599), nació en Sevilla. Estudió con nuestro gran polifonista Cristóbal de Morales. A los 17 años fue nombrado Maestro de Capilla en la Catedral de Jaén y antes de cumplir los 30, había consolidado ya una excepcional reputación y sus partituras se publicaban en el extranjero.
El cancionero de Medinaceli constituye la recopilación de polifonía profana española de la época renacentista más importante después del Cancionero de Palacio. Fue copiado en la segunda mitad del siglo XVI y se conservó en la Biblioteca de la Casa del Duque de Medinaceli, de donde procede su nombre.
La canción "Prado verde y florido" incluida en dicho Cancionero, combina versos de 11 y 7 sílabas. Gozó de extensa fama y celebridad y puede considerarse recreación de un motivo muy frecuente en el contexto de la literatura pastoril; la apelación del enamorado a los elementos del paisaje que le rodea.
Utilizando la misma música de este madrigal, Francisco Guerrero publicó la obra con letra religiosa titulada "Pan divino y gracioso".
Esta obra queda para cerrar el Concierto por su ritmo y carácter alegre. Se omite el texto original porque se ha escrito uno nuevo adaptado al tema del Descubrimiento.
Cachua La Serranita es una canción peruana anónima del siglo XVIII.
A finales del siglo XVIII, Baltasar Jaime Martínez Compañón (Cabredo, Navarra, 1737 – Bogotá, 1797) —obispo de Trujillo en el Virreinato del Perú— hizo un viaje de varios años para conocer la región que tenía a su cargo, por los más variados paisajes del norte peruano, trazando caminos y canales de regadío, introduciendo nuevos métodos de labranza, haciendo construir más de cien escuelas iglesias y seminarios y fundando una veintena de pueblos. La música recogida por el obispo es la vida volcada a sonido de su entorno que abarca todo un mundo de ambientes y situaciones. Tiempo después, cuando tuvo que dejar Trujillo porque fue
nombrado arzobispo de Bogotá, Martínez Compañón le envió al rey de España, Carlos III, una serie de más de 1.400 ilustraciones, que había hecho durante ese viaje. Estas imágenes, que están actualmente en la biblioteca del Palacio Real de Madrid, se conocen como el “Códice Trujillo del Perú” o “Codex Martínez Compañón”.
Dieciocho de las imágenes del códice Trujillo, contienen las partituras de 20 piezas musicales, y corresponden a la música que recopiló el obispo Martínez Compañón en el noroeste del Perú entre 1782 y 1785. Aunque se trata de música escrita según la tradición europea, tiene elementos que provienen de distintas culturas.